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ASALTO A

LA
ILUSIÓN .


lunes, 17 de septiembre de 2012

Brontë

Esa niña que supe ser empezó a gritarle a tu indiferencia. Y no, no escuchaste, claro.
Qué me falta? Convertirme en sapo, trepar hasta el cielo y bajarte una nube, caminar con tres pies, rascarme el codo con la nariz, mirarte con la nuca, ya no sé, y mira que intenté.
Estas ahí sentado leyendo el diario, tomando el café y siendo tan cobarde como siempre, me queda mirarte, y en ese lapso entre el café y la nota del Domingo te diría tantas cosas, te gritaría con los ojos, te patearía con los tres pies, te tiraría la nube que tanto me costó bajarte del cielo mientras te miro con la nuca y me rasco el codo con la nariz.
    Porque puedo.
Puedo ser enorme, un super héroe, maravillosa, indomable, enorme, imponente, puedo trepar al cielo, incendiarme, superarme, alzar la voz. Puedo todo si no es con vos.
Hasta que te me pones al frente y me convierto en esa niña que supe ser, y le lloro a tu indiferencia, y me vuelvo invisible, frágil, diminuta.
   Y hasta puedo odiar sabes?
Y le grito a la nube que te baje del cielo, llorando le grito, sin que escuches ni vos, ni tu café, ni el diario del Domingo...