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ASALTO A

LA
ILUSIÓN .


martes, 5 de febrero de 2013

Lieu

Cuentan algunas voces, que existe un lugar para cada persona, que cada uno tiene su lugar en este mundo y que es sólo cuestión de encontrarlo.
Ella lo encontró, yo misma lo vi cuando la conocí. Es que ella es así, con ese aire tan providente y la energía contagiosa. Y es que de verdad este es su lugar, se apropió de él y lo inundó de si misma. Rara cualidad esa, la he encontrado poco en la vida.
Esa tarde, después de conocerla, salí a caminar.
Mientras caminaba por la arena, me detuve por unos instantes. El sol inundaba mi espalda.
Intente agarrar un granito de arena, solo uno, entre los miles. Primero con fuerza, como rompiendo ese tumulto de arena que apresaban mis manos, se me cayó.
Me senté, respire el aire a sal, que invadió hasta mi último suspiro, tomé una pizca de arena, la palpé, intente separar uno por uno los ínfimos granitos. Imposible.
En ese interín el agua empezó a golpearme en las rodillas, mis piernas cansadas empezaron a reconfortarse, en un atrapante juego empiezo a coquetearle al mar, tan inmenso, desafiante. Me olvido de la arena, de intentar separar ese ínfimo granito que tanto quería para mi, ya no me importa. Me adentro en la profundidad de las olas, y me hundo, y vuelvo a respirar, tanto aire de sal.
En eso mis ojos se pierden entre la línea que junta al cielo con el mar, veo como se chocan, allá a lo lejos, como intentando ser uno, ahí en el infinito.
Me hablo, me canto.
Lo encontré...