Es una tarde, que linda tarde. Apenas llovía y las cosas tenían, sin embargo, algo de húmedo y abandonado.
Ella mira a su alrededor. La misma plaza, la cañada, los recuerdos, los putos recuerdos que no la dejan disfrutar su cigarrillo. Llenos de besos, y miradas tristes.
Sus ojos se hacen grandes y mojados. Otra vez lo vió a Él, flotando en el aire, confuso, mirándola contento.
Y ella siente miedo, se acurruca con su morral y se esconde debajo de su pañuelo, y lo sigue viendo, y se consume su cigarrillo.
Y abre los ojos, y ve la realidad. Es una tarde, que linda tarde, y era un recuerdo, sólo un recuerdo.
Y se acurruca en su pañuelo, mira la plaza, traga saliva y prende otro cigarrillo.
Y es una tarde, que linda tarde, sólo un recuerdo, que buen recuerdo.
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